BITACORA LITERARIA

lunes, 24 de marzo de 2008

2. ¿Constituyen el Derecho Informático y la Informática Jurídica verdaderas ciencias?

Hector Ramón Peñaranda Quintero: Doctor en Derecho y Abogado.

Para contestar esta pregunta es necesario hacer un análisis de los conceptos: Ciencia, Informática jurídica y Derecho Informático.
2.1. ¿QUÉ ES UNA CIENCIA?
Según la Real Academia Española la Ciencia es:
"El conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas. //2. Cuerpo de doctrina metódicamente formado y ordenado que constituye un ramo particular del humano saber....//4. Habilidad, maestría, conjunto de conocimientos en cualquier cosa".
Sin duda alguna, que tanto la informática jurídica como el derecho informático constituyen conocimientos, principios, doctrinas, que catalogan a estas disciplinas como ciencias, que tienen como marco estricto a la iuscibernética y como marco amplio a la cibernética.

2.2. ¿QUÉ ES LA INFORMÁTICA JURÍDICA?

Es una ciencia que estudia la utilización de aparatos o elementos físicos electrónicos, como la computadora, en el derecho; es decir, la ayuda que este uso presta al desarrollo y aplicación del derecho. En otras palabras, es ver el aspecto instrumental dado a raíz de la informática en el derecho.

2.3. ¿QUÉ ES EL DERECHO INFORMÁTICO O DERECHO DE LA INFORMÁTICA?

El derecho informático es la otra cara de la moneda. En esta moneda encontramos por un lado a la informática jurídica, y por otro entre otras disciplinas encontramos el derecho informático; que ya no se dedica al estudio del uso de los aparatos informáticos como ayuda al derecho, sino que constituye el conjunto de normas, aplicaciones, procesos, relaciones jurídicas que surgen como consecuencia de la aplicación y desarrollo de la informática. Es decir, que la informática en general desde este punto de vista es objeto regulado por el derecho.

Ahora bien, la informática jurídica constituye una ciencia que forma parte del ámbito informático, demostrando de esta manera que la informática ha penetrado en infinidad de sistemas, instituciones, etcétera; y prueba de ello es que ha penetrado en el campo jurídico para servirle de ayuda y servirle de fuente. Por lo tanto, la informática jurídica puede ser considerada como fuente del derecho, criterio propio que tal vez encuentre muchos tropiezos debido a la falta de cultura informática que existe en nuestro país.

Al penetrar en el campo del derecho informático, se obtiene que también constituye una ciencia, que estudia la regulación normativa de la informática y su aplicación en todos los campos. Pero, cuando se dice derecho informático, entonces se analiza si esta ciencia forma parte del derecho como rama jurídica autónoma ; así como el derecho es una ciencia general integrada por ciencias específicas que resultan de las ramas jurídicas autónomas, tal es el caso de la civil, penal y contencioso administrativa.
La Informática Jurídica y el Derecho informático tienen sus propios principios.

2.4. ¿ES EL DERECHO INFORMÁTICO UNA RAMA DEL DERECHO?

Al respecto, según encuentros sobre informática realizadas en Facultades de Derecho en España a partir de 1.987, organizados por ICADE, siempre surgían problemas a la hora de catalogar al Derecho Informático como rama jurídica autónoma del derecho o simplemente si el derecho informático debe diluirse entre las distintas ramas del derecho, asumiendo cada una de estas la parte que le correspondiese.

Por exigencias científicas, por cuanto un conjunto de conocimientos específicos conllevan a su organización u ordenación, o por razones prácticas que llevan a la separación del trabajo en vías de su organización, se encuentra una serie de material de normas legales, doctrina, jurisprudencia, que han sido catalogadas y ubicadas en diversos sectores o ramas. Dicha ordenación u organización del derecho en diversas ramas, tiene en su formación la influencia del carácter de las relaciones sociales o del contenido de las normas, entonces se van formando y delimitando en sectores o ramas, como la del derecho civil, penal, constitucional, contencioso administrativo..., sin poderse establecer límites entre una rama jurídica y otra por cuanto, existe una zona común a todas ellas, que integran a esos campos limítrofes. De manera que esta agrupación u ordenación en sectores o ramas da origen a determinadas Ciencias Jurídicas, que se encargan de estudiar a ese particular sector que les compete.

Para analizar esta situación, es necesario mencionar las bases que sustentan a una rama jurídica autónoma, y al respecto se encuentran:
Una legislación especificada (campo normativo).
Estudio particularizado de la materia ( campo docente).
Investigaciones, doctrinas que traten la materia (campo científico).
Instituciones propias que no se encuentren en otras áreas del derecho (campo institucional).
Ahora bien, ¿qué sucede con el derecho informático?

Generalmente el nacimiento de una rama jurídica surge a consecuencia de cambios sociales reflejados en las soluciones normativas al transcurso de los años. Pero resulta que, en el caso de la informática no hubo ese transcurrir del tiempo en los cambios sociales, sino que el cambio fue brusco y en poco tiempo, se lograron de esta manera sociedades altamente informatizadas, que sin la ayuda actual de la informática colapsarían.

No obstante, a pesar de esta situación existen países desarrollados como España en los que sí se puede hablar de una verdadera autonomía en el derecho informático, haciendo la salvedad de que esta ciencia como rama jurídica apenas nace y se está desarrollando, pero se está desarrollando como una rama jurídica autónoma.

En el caso de Venezuela, son muy pocos los sustentos que encontramos para el estudio de esta materia, tal vez su aplicación se limita fundamentalmente a la aparición de libros con normativas (doctrina), y comentarios de derecho informático.

Pero tal vez, sea más fácil para los abogados buscar esta normativa en las otras ramas del derecho, por ejemplo; acudirían al Código Civil para ver lo relativo a las personas (protección de datos, derecho a la intimidad, responsabilidad civil, entre otras).

Resulta, sin embargo, que esta situación no se acopla con la realidad informática del mundo, ya que existen otras figuras como los contratos electrónicos y documentos electrónicos, que llaman a instituciones que pertenezcan a una rama autónoma del derecho.

En este orden de ideas, es menester entonces concluir que en el derecho informático si existe legislación específica, que protege al campo informático. Tal vez no con tanta trayectoria y evolución como la legislación que comprenden otras ramas del derecho, pero si existe en el derecho informático, legislación basada en leyes, tratados y convenios internacionales, además de los distintos proyectos que se llevan a cabo en los entes legislativos de nuestras naciones, con la finalidad del control y aplicación lícita de los instrumentos informáticos.

Con respecto a las instituciones propias que no se encuentren en otras áreas del derecho (campo institucional), se encuentra el contrato informático, el documento electrónico, el comercio electrónico, entre otras, que llevan a la necesidad de un estudio particularizado de la materia ( campo docente), dando como resultado las Investigaciones, doctrinas que traten la materia (campo científico). En efecto, se pueden conseguir actualmente grandes cantidades de investigaciones, artículos, libros, e inclusive jurisprudencia que esté enmarcada en la interrelación entre el derecho y la informática, como se ha constatado en los Congresos Iberoamericanos de Derecho e Informática.

domingo, 23 de marzo de 2008

DELITOS INFORMATICOS Y LEGISLACION


La información como bien jurídico y los delitos informáticos en el Nuevo Código Penal Colombiano"
Fecha Última actualización: 15 de Julio 2002
Autora: Sandra Jeannette Castro Ospina Profesora Titular de Derecho Penal Universidad Externado de Colombia.

1. Aproximación al concepto de "Delito Informático"
El Código Penal Colombiano expedido con la Ley 599 de 2000, no hace referencia expresa a los delitos informáticos como tales; no obstante, en varias de sus normas recoge conductas que podrían entenderse incorporadas al concepto que la doctrina ha elaborado a este respecto.
Si se observa el desarrollo doctrinal del tema, se encuentra que el concepto de "delito informático" puede comprender tanto aquellas conductas que recaen sobre herramientas informáticas propiamente tales, llámense programas, ordenadores, etc.; como aquellas que valiéndose de estos medios lesionan otros intereses jurídicamente tutelados como son la intimidad, el patrimonio económico, la fe pública, etc.
El profesor Francisco Bueno Aruz, citando al profesor Davara, define el delito informático como:
"la realización de una acción que, reuniendo las características que delimitan el concepto de delito, sea llevada a cabo utilizando un elemento informático o vulnerando los derechos del titular de un elemento informático, ya sea hardware o software". (...)
En un reciente trabajo presentado para el Primer Congreso Andino de Derecho e Informática celebrado en marzo de 2001, presentado por la profesora de Derecho Penal de la Universidad del Zulia, doctora Milagros Soto Caldera , acerca del concepto de delito informático, se hizo la siguiente síntesis de las definiciones que existen en la doctrina:
"Se ha apreciado, hasta los momentos, que las discusiones teóricas en cuanto al establecimiento de una definición universal para los delitos informáticos es un asunto bastante controvertido.
"Se hace necesario, presentar algunas definiciones elaboradas doctrinalmente, que han contribuido al esclarecimiento de lo que debe entenderse por delitos informáticos. VER MAS

jueves, 13 de marzo de 2008

EL TODO VALE NO SIRVE

Lo que garantiza la paz continental es el principio interamericano de no intervención, y no su ignorancia deliberada

Por Antonio Caballero Tomado de Revista Semana Fecha: 03/08/2008.
El gobierno de Álvaro Uribe ha decidido usar contra las Farc "todas las formas de lucha", para decirlo con la frase de las propias Farc. La cooperación internacional (con las agencias de inteligencia de los Estados Unidos, el Reino Unido e Israel) y el enfrentamiento internacional, (con los gobiernos del Ecuador y Venezuela); los bombardeos desde lejos (?) y la recuperación de cadáveres "en caliente"; las verdades obvias (las Farc secuestran y asesinan) y las mentiras absurdas (una especialmente cómica: "las Farc tienen armas de destrucción masiva", afirmó el vicepresidente Francisco Santos en Ginebra); los recursos más crudos de la arbitrariedad ilegal (el ministro Juan Manuel Santos explicó por qué los guerrilleros muertos merecían la muerte, como si aquí existiera la pena de muerte) y los de la legalidad más rebuscada (uno especialmente cómico: el presidente Uribe amenazó con denunciar penalmente a su colega Hugo Chávez de Venezuela por incitación al genocidio); la ley (el principio interamericano de no intervención para protestar contra la de Venezuela en Colombia) y la violación de la ley (la intervención armada de Colombia en el territorio del Ecuador). Todas las formas de lucha. Para este gobierno, todo vale. Y todo sirve.No es el primero, por supuesto. Todos sus predecesores han actuado de la misma manera. Antes de que las Farc acuñaran la expresión de la "combinación de todas las fuerzas de lucha" ya los gobiernos de Colombia las habían usado contra ellas. Baste con un ejemplo: cuando exterminaron a los militantes de la Unión Patriótica, que hacían política sin armas, le quitaron la personería jurídica a la Unión Patriótica con el pretexto legal de que no contaba con los suficientes militantes.
Pero el gobierno actual lo hace con más crudeza todavía que sus predecesores porque cuenta con el aplauso ciego de la muchedumbre, alimentado por dos cosas: los repugnantes excesos de las propias Farc, que han conseguido que nazca en el corazón de muchos un pequeño paramilitar; y la irritante intervención "bolivariana" del gobierno venezolano de Hugo Chávez, que ha dado pábulo al patrioterismo de otros muchos (tanto aquí como allá). Pero la barbarie de la guerrilla no justifica la barbarie de sus adversarios. Y el intervencionismo venezolano en Colombia no justifica el intervencionismo colombiano en el Ecuador. La una y el otro son muestras de la misma filosofía del todo vale. Y el ciego aplauso de la muchedumbre no es garantía de que se tiene la razón, sino más bien de lo contrario: las muchedumbres rebajadas por sus jefes a sus más sucios instintos -la venganza, el patrioterismo- tienden a equivocarse.Pero el todo vale es indefendible en la teoría, desde la ética. Muchas veces he citado la brillante frase del escritor R.H. Moreno Durán según la cual "el aforismo que dice que el fin justifica los medios no tiene principios". Inevitablemente, los medios corrompen el fin, como lo han corrompido en el caso de la propia guerrilla: no puede ser un "proyecto respetable", como lo llama el presidente Chávez, uno que para imponerse se sirve de la infamia del secuestro. Los medios innobles no pueden llevar un fin noble.

El todo vale es, además, contraproducente en términos prácticos. Así acaban de mostrarlo en la OEA las protestas contra la acción colombiana de los países vecinos, aunque no hayan llegado a la condena formal. Casi todos tienen sus propios problemas limítrofes, de modo que no pueden aceptar como recurso válido la violación de las fronteras, cualquiera que sea el pretexto invocado. Lo que sirve de garantía a la paz continental es el respeto del principio interamericano de no intervención, y no su ignorancia deliberada. La cual, de rebote, justificaría las ansias intervencionistas de Chávez, o, retrospectivamente, las de Cuba. Y, naturalmente, las de los Estados Unidos: las únicas que de verdad han tenido efectos.
Me preguntan: ¿qué hacer entonces hoy-hoy?
Por supuesto que el Estado tiene que, hoy-hoy, defenderse de las armas con las armas. Pero tiene que entender también que eso no resuelve el problema. Porque la guerrilla no es el problema, sino sólo un síntoma del problema, y una consecuencia del problema, como una llaga purulenta es el síntoma y la consecuencia de una infección, pero no es la infección. El problema, o la infección, es histórico: viene de ayer, y hay que resolverlo para mañana: no basta con cauterizarlo hoy, dejándolo vivo y exacerbado en el torrente interno de la sangre. "Darle la matada" a los guerrilleros que se pongan a tiro, como ha prometido con elocuencia de rufián de esquina el presidente Uribe, tal vez desfogue la pulsión primaria de venganza. Pero no resuelve el problema. Lo prolonga. (Ya lleva medio siglo en su faceta actual, la de la sintomatología guerrillera). Lo agrava. Lo justifica. Hace pocas semanas cité aquí una frase de un paramilitar preso, 'el Iguano', más realista desde su cárcel que Uribe desde su palacio presidencial: "Vi que la guerrilla iba a ser derrotada, pero no exterminada. Siempre habrá población, y siempre van a surgir de ella nuevos guerrilleros".

DELITOS INFORMATICOS

Delitos Informáticos ¿Cuáles son? ¿cómo denunciarlos?
¿A qué se denomina delito informático? Por todos es conocido el término delito informático pero, ¿desde hace cuánto tiempo tiene acogida el mismo en nuestra legislación? ¿Existen distintos tipos de delitos informáticos? ¿Cómo pueden denunciarse y ante qué entidad?

Con el término delito informático aglutinamos los hechos que, basándose en técnicas o mecanismos informáticos, pudieren ser tipificados como delito en el Código Penal, tales como: delito de estafa, delito contra la propiedad intelectual e industrial, etc. Debido a los avances tecnológicos y a los nuevos mecanismos para delinquir se ha hecho necesario introducir y modificar determinados artículos que permitan aglutinar éstos. VER MAS

miércoles, 12 de marzo de 2008

MONSEÑOR PHANOR

PROFANADOR DE LO DIVINO

Tal vez los residentes de Jardines el Paraíso no logren del todo descansar en la anhelada Paz del Señor, porque aunque no pueden hablar, no dejan de ser testigos silenciosos de la astucia del engaño cotidiano que se teje en torno a la réplica de monseñor Perdomo. Sin embargo, esto no es impedimento para que el cementerio ubicado en campo abierto, con amplias zonas verdes, y lotes a piso de tierra, deje de ser el sitio ideal en el que muchos desearían tener espacio, pero que en realidad resulta accesible para pocos.

Desde 1970, en este lugar reposan los restos humanos de las personalidades más reconocidas de nuestro departamento; exclusividad que se acrecienta con el paso de los años, y se revierte en los costos de los lotes que por cuestiones de rentabilidad no se venden por cuotas como en algún momento se conseguían; actualmente se ofrecen en arriendo. Sin embargo, en los anuncios de los periódicos, ocasionalmente aparecen quienes por salir de un apuro económico los obsequian entre 8 y 9 millones de pesos.

Como valor agregado, en el centro del cementerio esta ubicado un monumento en homenaje a Monseñor Ismael Perdomo Borrero, quién fue vicerrector del Seminario Mayor en Garzón, secretario episcopal en Neiva, fundador de la Diócesis de Ibagué. Posteriormente, siendo Arzobispo Primado de Colombia se hizo acreedor al apelativo de “monseñor perdimos” debido a que no logro consenso entre el episcopado en torno a un solo candidato conservador a la presidencia, por lo que se le culpó del ocaso de la hegemonía conservadora. 6 años luego de su fallecimiento, en 1962, se iniciaron en Roma las gestiones que aún continúan para su canonización.

Teniendo presente la relevancia del personaje, contrataron en 1972 al pintor y escultor Phanor Satizabal para que hiciera una copia de una escultura original echa en bronce por un Italiano “viajé a Gigante donde esta la figura en un parquecito completamente cerrado y custodiado por unas viejitas que no dejaban entrar a nadie, salvo que llevara una carta de autorización para poder ver la escultura, a mi me dejaron entrar, hice el retrato de este señor a lápiz y de hecho me vine, lo realice en mi taller idéntico a él”.

Phanor para entonces recién llegado a la capital opita, se muestra radicalmente hostil a la injerencia de la iglesia en asuntos políticos, por tanto no tiene el menor reparo en aprovechar la oportunidad para advertir que los conservadores con apoyo de la iglesia violentaron el departamento del Huila entre los años 40 y 50, al instar desde los pulpitos a los conservadores para que atacaran a los liberales exonerándolos de todo pecado. Cuenta despreocupado y con el desdeñoso humor que lo caracteriza, que una noche tomándose unos tragos, se interrogaba porqué la iglesia utiliza iconos para explotar los sentimientos de las personas; a su parecer, muchos querían enterrarse en ese lugar para tener el honor de estar al lado de monseñor. Estando en esas elucubraciones su “coco diabólico” como lo denomina él mismo, recuerda que concluyó “si todo el mundo se quiere enterrar al lado de eso, porque yo, que soy el artista no me represento como un icono de la vanalidad de una cultura que no hace sino explotarlos y someterlos a creer en monigotes hechos de cemento, de piedra”, por lo que se propuso satirizar esta creencia popular propia de varias culturas religiosas.

En aras de llevar a feliz término su propósito, y ante lo exquisito que resultaba para Phanor el sacrilegio, se dispone en su taller a utilizar como recurso un espejo para remplazar el rostro moldeado de monseñor por el suyo; una sabana hizo las veces de sotana, y de una capucha armo una improvisada mitra; así, luego de completar el atuendo, esculpe su imagen en granito, al tiempo que se observa a si mismo. Al terminar el encargo, trasladan el monumento al cementerio, y el día de la inauguración a la que asiste un obispo del departamento, delegados de Bogotá “estando en la bendición el señor Felix Trujillo quién me contrato, miró el monumento a la cara, me miro a mí, me dijo maestro que pena pero ese no es el monseñor Perdomo sino usted, a lo que yo respondí, ese es San Phanor, entonces a él no le gustó ni cinco el chiste y querían tumbar el monumento para luego quemarlo”.

Al parecer lo que detuvo la intención de los señores de desaparecer la escultura, fue el escándalo que Phanor -amparado en las leyes que prohíben destruir obras de artes- advirtió realizar. Ante estos alardes provocadores, le manifestaron que no le iban a cancelar un solo peso, pero contra la voluntad tuvieron que hacerlo porque el insolente artista contaba con el respaldo jurídico del magistrado Reinaldo Polania, quién les manifestó que el contrato no indicaba que la escultura de monseñor tuviera que ser copia exacta a la figura de bronce. Los 20.000 pesos que en su momento recibió, los destinos para vivir de manera opulenta en el Hotel Piscina “me la pasaba todos los días tomando vino de la leche de la mujer amada, hasta que un día acusado de ser traficante de coca, el F2 me capturó, porque me dedicaba a beber y echar carreta, luego de tenermen detenido medio día se dieron cuenta que el dinerillo provenía de mi obra de arte, me soltaron porque pensaron que yo tenía conexiones divinas con monseñor”. Comenta que su amigo Humberto Tafur le decía “eso es la seudo oligarquía campesina que lo esta persiguiendo por haberle violado los íconos”.

Muy poca gente supo lo ocurrido, porque “viviendo en ese tiempo en una sociedad tan mística lo más lógico sería que me hubieran quemado vivo en la plaza de Santander”. La evidente altanería de Phanor sugiere una interpretación ideológica que se sustenta en argumentos tomados del papel de la iglesia en momentos decisivos “por ejemplo, los católicos querían elevar a categoría de santo al papa Pio XII, después de haberle entregado a más de 30 mil judíos a los nazi a cambio que no le bombardearan el Vaticano”; por lo que la iglesia para él equivale a fanatismo e hipocresía.

Phanor asegura que después de 3 décadas al hacer público el secreto, no pretende que le atribuyan poderes míticos o que le encierren la cuadra y lo lleven en andas, su interés es desmitificar “ponerme yo como un ejemplo más de la estupidez, si se adora un pedazo de piedra, porqué con la misma devoción no se quiere también a los congéneres”.

viernes, 7 de marzo de 2008

ELOGIO DE LA DIFICULTAD

Estanislao Zuleta

La pobreza y la impotencia de la imaginación nunca se manifiesta de una manera tan clara como cuando se trata de imaginar la felicidad. Entonces comenzamos a inventar paraísos, islas afortunadas, países de cucaña. Una vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte. Y, por tanto, también sin carencias y sin deseo: un océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición. Metas afortunadamente inalcanzables, paraísos afortunadamente inexistentes.

Todas estas fantasías serían inocentes e inocuas, sino fuera porque constituyen el modelo de nuestros anhelos en la vida práctica.

Aquí mismo en los proyectos de la existencia cotidiana, más acá del reino de las mentiras eternas, introducimos también el ideal tonto de la seguridad garantizada; de las reconciliaciones totales; de las soluciones definitivas.

Puede decirse que nuestro problema no consiste solamente ni principalmente en que no seamos capaces de conquistar lo que nos proponemos, sino en aquello que nos proponemos: que nuestra desgracia no está tanto en la frustración de nuestros deseos, como en la forma misma de desear. Deseamos mal.

En lugar de desear una relación humana inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros, un nido de amor, y por lo tanto, en última instancia un retorno al huevo. En vez de desear una sociedad en la que sea realizable y necesario trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de satisfacción, una monstruosa sala-cuna de abundancia pasivamente recibida.

En lugar de desear una filosofía llena de incógnitas y preguntas abiertas, queremos poseer una doctrina global, capaz de dar cuenta de todo, revelada por espíritus que nunca han existido o por caudillos que desgraciadamente sí han existido.

Adán y sobre todo Eva, tienen el mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que anhelamos regresar a él.

Desconfiemos de las mañanas radiantes en las que se inicia un reino milenario. Son muy conocidos en la historia, desde la Antigüedad hasta hoy, los horrores a los que pueden y suelen entregarse los partidos provistos de una verdad y de una meta absolutas, las iglesias cuyos miembros han sido alcanzados por la gracia –por la desgracia– de alguna revelación. El estudio de la vida social y de la vida personal nos enseña cuán próximos se encuentran una de otro la idealización y el terror. La idealización del fin, de la meta y el terror de los medios que procurarán su conquista. Quienes de esta manera tratan de someter la realidad al ideal, entran inevitablemente en una concepción paranoide de la verdad; en un sistema de pensamiento tal, que los que se atreverían a objetar algo quedan inmediatamente sometidos a la interpretación totalitaria: sus argumentos, no son argumentos, sino solamente síntomas de una naturaleza dañada o bien máscaras de malignos propósitos.

En lugar de discutir un razonamiento se le reduce a un juicio de pertenencia al otro –y el otro es, en este sistema, sinónimo de enemigo–, o se procede a un juicio de intenciones. Y este sistema se desarrolla peligrosamente hasta el punto en que ya no solamente rechaza toda oposición, sino también toda diferencia: el que no está conmigo, está contra mí, y el que no está completamente conmigo, no está conmigo. Así como hay, según Kant, un verdadero abismo de la acción, que consiste en la exigencia de una entrega total a la “causa” absoluta y concibe toda duda y toda crítica como traición o como agresión.

Ahora sabemos, por una amarga experiencia, que este abismo de la acción, con sus guerras santas y sus orgías de fraternidad no es una característica exclusiva de ciertas épocas del pasado o de civilizaciones atrasadas en el desarrollo científico y técnico; que puede funcionar muy bien y desplegar todos sus efectos sin abolir una gran capacidad de inventiva y una eficacia macabra. Sabemos que ningún origen filosóficamente elevado o supuestamente divino, inmuniza a una doctrina contra el riesgo de caer en la interpretación propia de la lógica paranoide que afirma un discurso particular –todos lo son– como la designación misma de la realidad y los otros como ceguera o mentira.

El atractivo terrible que poseen las formaciones colectivas que se embriagan con la promesa de una comunidad humana no problemática, basada en una palabra infalible, consiste en que suprimen la indecisión y la duda, la necesidad de pensar por sí mismo, otorgan a sus miembros una identidad exaltada por la participación, separan un interior bueno –el grupo– y un exterior amenazador. Así como se ahorra sin duda la angustia, se distribuye mágicamente la ambivalencia en un amor por lo propio y un odio por lo extraño y se produce la más grande simplificación de la vida, la más espantosa facilidad. Y cuando digo aquí facilidad, no ignoro ni olvido que precisamente este tipo de formaciones colectivas, se caracterizan por una inaudita capacidad de entrega y sacrificios; que sus miembros aceptan y desean el heroísmo, cuando no aspiran a la palma del martirio. Facilidad, sin embargo, porque lo que el hombre teme por encima de todo no es la muerte y el sufrimiento, en los que tantas veces se refugia, sino la angustia que genera la necesidad de ponerse en cuestión, de combinar el entusiasmo y la crítica, el amor y el respeto.
Un síntoma inequívoco de la dominación de las ideologías proféticas y de los grupos que las generan o que someten a su lógica doctrinas que les fueron extrañas en su origen, es el descrédito en que cae el concepto de respeto.

No se quiere saber nada del respeto, ni de la reciprocidad, ni de la vigencia de normas universales. Estos valores aparecen más bien como males menores propios de un resignado escepticismo, como signos de que se ha abdicado a las más caras esperanzas. Porque el respeto y las normas sólo adquieren vigencia allí donde el amor, el entusiasmo, la entrega total a la gran misión, ya no pueden aspirar a determinar las relaciones humanas. Y como el respeto es siempre el respeto a la diferencia, sólo puede afirmarse allí donde ya no se cree que la diferencia pueda disolverse en una comunidad exaltada, transparente y espontánea, o en una fusión amorosa. No se puede respetar el pensamiento del otro, tomarlo seriamente en consideración, someterlo a sus consecuencias, ejercer sobre él una critica, válida también en principio para el pensamiento propio, cuando se habla desde la verdad misma, cuando creemos que la verdad habla por nuestra boca; porque entonces el pensamiento del otro sólo puede ser error o mala fe; y el hecho mismo de su diferencia con nuestra verdad es prueba contundente de su falsedad, sin que se requiera ninguna otra. Nuestro saber es el mapa de la realidad y toda línea que se separe de él sólo puede ser imaginaria o algo peor: voluntariamente torcida por inconfesables intereses. Desde la concepción apocalíptica de la historia las normas y las leyes de cualquier tipo, son vistas como algo demasiado abstracto y mezquino frente a la gran tarea de realizar el ideal y de encarnar la promesa; y por lo tanto sólo se reclaman y se valoran cuando ya no se cree en la misión incondicionada.

Pero lo que ocurre cuando sobreviene la gran desidealización no es generalmente que se aprenda a valorar positivamente lo que tan alegremente se había desechado, estimado sólo negativamente; lo que se produce entonces, casi siempre, es una verdadera ola de pesimismo, escepticismo y realismo cínico. Se olvida entonces que la crítica a una sociedad injusta, basada en la explotación y en la dominación de clase, era fundamentalmente correcta y que el combate por una organización social racional e igualitaria sigue siendo necesario y urgente. A la desidealización sucede el arribismo individualista que además piensa que ha superado toda moral por el sólo hecho de que ha abandonado toda esperanza de una vida cualitativamente superior.
Lo más difícil, lo más importante. Lo más necesario, lo que a todos modos hay que intentar, es conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente sin caer en la interpretación paranoide de la lucha. Lo difícil, pero también lo esencial es valorar positivamente el respeto y la diferencia, no como un mal menor y un hecho inevitable, sino como lo que enriquece la vida e impulsa la creación y el pensamiento, como aquello sin lo cual una imaginaria comunidad de los justos cantaría el eterno hosanna del aburrimiento satisfecho. Hay que poner un gran signo de interrogación sobre el valor de lo fácil; no solamente sobre sus consecuencias, sino sobre la cosa misma, sobre la predilección por todo aquello que no exige de nosotros ninguna superación, ni nos pone en cuestión, ni nos obliga a desplegar nuestras posibilidades.

Hay que observar con cuánta desgraciada frecuencia nos otorgamos a nosotros mismos, en la vida personal y colectiva, la triste facilidad de ejercer lo que llamaré una no reciprocidad lógica: Es decir, el empleo de un método explicativo completamente diferente cuando se trata de dar cuenta de los problemas, los fracasaos y los errores propios y los del otro cuando es adversario o cuando disputamos con él. En el caso del otro aplicamos el esencialismo: lo que ha hecho, lo que le ha pasado es una manifestación de su ser más profundo; en nuestro caso aplicamos el circunstancialismo, de manera que aún los mismos fenómenos se explican por las circunstancias adversas, por alguna desgraciada coyuntura. Él es así; yo me vi obligado. Él cosechó lo que había sembrado; yo no pude evitar este resultado. El discurso del otro no es más que de su neurosis, de sus intereses egoístas; el mío es una simple constatación de los hechos y una deducción lógica de sus consecuencias. Preferiríamos que nuestra causa se juzgue por los propósitos y la adversaria por los resultados.

Y cuando de este modo nos empeñamos en ejercer esa no reciprocidad lógica que es siempre una doble falsificación, no sólo irrespetamos al otro, sino también a nosotros mismos, puesto que nos negamos a pensar efectivamente el proceso que estamos viviendo.

La difícil tarea de aplicar un mismo método explicativo y crítico a nuestra posición y a la opuesta no significa desde luego que consideremos equivalentes las doctrinas, las metas y los intereses de las personas, los partidos, las clases y las naciones en conflicto. Significa por el contrario que tenemos suficiente confianza en la superioridad de la causa que defendemos, como para estar seguros de que no necesita, ni le conviene esa doble falsificación con la cual, en verdad, podría defenderse cualquier cosa.

En el carnaval de miseria y derroche propios del capitalismo tardío se oye a la vez lejana y urgente la voz de Goethe y Marx que nos convocaron a un trabajo creador, difícil, capaz de situar al individuo concreto a la altura de las conquistas de la humanidad.

Dostoievski nos enseño a mirar hasta donde van las tentaciones de tener una fácil relación interhumana: van sólo en el sentido de buscar el poder, ya que si no se puede lograr una amistad respetuosa en una empresa común se produce lo que Bahro llama intereses compensatorios: la búsqueda de amos, el deseo de ser vasallos, el anhelo de encontrar a alguien que nos libere de una vez por todas del cuidado de que nuestra vida tenga un sentido. Dostoievski entendió, hace más de un siglo, que la dificultad de nuestra liberación procede de nuestro amor a las cadenas. Amamos las cadenas, los amos, las seguridades porque nos evitan la angustia de la razón.

Pero en medio del pesimismo de nuestra época se sigue desarrollando el pensamiento histórico, el psicoanálisis, la antropología, el marxismo, el arte y la literatura. En medio del pesimismo de nuestra época surge la lucha de los proletarios que ya saben que un trabajo insensato no se paga con nada, ni con automóviles ni con televisores; surge la rebelión magnífica de las mujeres que no aceptan una situación de inferioridad a cambio de halagos y protecciones; surge la insurrección desesperada de los jóvenes que no pueden aceptar el destino que se les ha fabricado.

Este enfoque nuevo nos permite decir como Fausto:
"También esta noche, tierra, permaneciste firme.Y ahora renaces de nuevo a mi alrededor. Y alientas otra vez en mi la aspiración de luchar sin descanso por una altísima existencia".

jueves, 6 de marzo de 2008

RESOLUCIÓN DE LA OEA

El siguiente es el texto completo (fundamentos, considerandos y resolución) del pronunciamiento del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) sobre el conflicto entre Ecuador y Colombia.

Washington, marzo 5 de 2008

El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos, teniendo en cuenta:
Que la Organización de los Estados Americanos (OEA) tiene plena competencia para conocer de hechos y acontecimientos que ponen en riesgo la paz y la seguridad hemisférica.
Que en los propósitos de la OEA constan, entre otros, el respeto a la personalidad, soberanía e independencia de los Estados, así como el fiel cumplimiento de las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes de derecho internacional.
Que el artículo 15 de la Carta de la OEA establece que "el derecho que tiene el Estado de proteger y desarrollar su existencia no lo autoriza a ejecutar actos injustos contra otros estados".
Que el artículo 19 de la Carta prescribe que "ningún estado o grupo de Estados tiene el derecho de intervenir, directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro. El principio anterior excluye no solamente la fuerza armada, sino también otra forma de injerencia o de tendencia atentatoria de la personalidad del Estado, de los elementos políticos, económicos y culturales que lo constituyen".
Que el artículo 21 de la Carta enfatiza que "el territorio de un Estado es inviolable, no puede ser objeto de ocupación militar ni de otras medidas de fuerza tomadas por otro Estado, directa o indirectamente, cualquiera que fuere el motivo, aún de manera temporal".
Que la Carta de la OEA, en su artículo 28, expresa que "toda agresión de un Estado contra la integridad o la inviolabilidad del territorio o contra su soberanía o la independencia política de un Estado americano, será considerado como un acto de agresión contra los demás Estados americanos";
Que la Carta de la Organización de los Estados Americanos reafirma el principio de que "las controversias de carácter internacional que surjan entre dos o más Estados americanos deben ser resueltas por medio de procedimientos pacíficos" y,
Que "afianzar la paz y la seguridad del continente" y "asegurar la solución pacífica de controversias que surjan entre los Estados miembros", figuran entre los propósitos esenciales de la Carta de la OEA.
Considerando:
Que en la madrugada del sábado primero de marzo de 2008 fuerzas militares y efectivos de la policía de Colombia incursionaron en territorio del Ecuador, en la provincia de Sucumbíos, sin consentimiento expreso del gobierno del Ecuador para realizar un operativo en contra de miembros de un grupo irregular de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que se encontraba clandestinamente acampando en el sector fronterizo ecuatoriano;
Que el hecho ocurrido constituye una violación de la soberanía y de la integridad territorial del Ecuador y de los principios del derecho internacional;
Que este hecho ha producido una grave crisis entre estos dos países, provocando la ruptura de relaciones entre ambos Estados y una grave tensión en la región;
Que de acuerdo con el artículo 84 de la Carta, es función de la OEA velar por el mantenimiento de relaciones de amistad entre los Estados miembros, utilizando los procedimientos que esa misma Carta señala;
Que se cumplen en este caso los requisitos para la convocatoria a una reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores a la luz de los artículos 61 y siguientes de la Carta de la OEA.
Resuelve:
1. Reafirmar el principio de que el territorio de un Estado es inviolable y no puede ser objeto de ocupación militar ni de otras medidas de fuerza tomadas por otro Estado, directa o indirectamente, cualquiera fuera el motivo, aún de manera temporal.
2. Constituir una Comisión encabezada por el secretario general e integrada por no más de cuatro embajadores designados por éste, que visite ambos países recorriendo los lugares que las partes le indiquen, eleve el correspondiente informe a la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores y proponga fórmulas de acercamiento entre ambas naciones.
3. Convocar, al amparo de lo dispuesto en los artículos 61, 62 y 63 de la Carta de la OEA, a una reunión de consulta de ministros de Relaciones Exteriores para el lunes 17 de marzo de 2008, en la sede de la OEA, con el fin de que examine los hechos y formule las recomendaciones pertinentes".